sábado, 6 de octubre de 2012

Miradas


 Su mirada, su mirada en ese momento. Nunca me voy a olvidar de su mirada.

Jamás me olvidaré lo que vi en sus ojos aquel día. Ese miedo que me hacía temblar por las noches; esa sensación de sangre y metal en la boca.
Me dijeron que escribir me ayudaría, este es el intento número 43 de este día. Aquí va .


 "
 Salimos a caminar una tarde. Era el sexto mes que salíamos ya y estábamos realmente enamorados.
Violentamente alguien se cruzó en frente nuestro. Era una muchacha con el cabello rubio, largo, con unas ondas poco marcadas; era muy alta y delgada. No puedo negar que hasta sentí celos de ella. 
Lo tomé de la mano y nos llevé hacia un lado. Seguimos caminando. Se sentía la tensión en el aire.
 - Te amo.  -le dije-
  Pero el no me respondía.
Lo miré a los ojos.
 Estaba pálido, con la mirada ida, temblaba y a su vez su labio sangraba un poco. 
 Le dije que vayamos a un hospital pero no se movió de allí. 
Un poco asustada me senté a su lado.

Estaba por llamar a una ambulancia, pero me dijo algo en voz baja que no llegué a escuchar del todo. Me acerqué a él y le pregunté qué era lo que había dicho y porqué no me hablaba, qué pasaba.
Me miró a los ojos y pronunció un montón de palabras en un idioma que no conocía, me gritaba. Y luego se fue caminando. 


 >> Es como si me hubiese mandando a otro mundo, a otra ciudad, a cualquier otra parte del espacio. Estaba completamente sola, y todos mis seres queridos cayendo ante mis ojos, uno por uno. No se me permitía llorar, no podía ni moverme y de un momento a otro la imagen se volvía borrosa. Hasta que un marcador me marcó la hora exacta, eran las 3 de la tarde. 

Eran las 3.02 Cuando me vi a mi misma, muerta. Estaba sujeta despiadadamente con una soga, a una rama que sobresalía de un árbol de allí. Mi cuerpo estaba desnudo, lleno de sangre. Mientras que todos los niños pasaban riendo, mirándome  y mi cuerpo comenzaba a moverse por el viento. Apareció una chica, esa misma chica que vimos esa misma tarde, y me sonreía mientras me agarraba de la mano, parecía estar disfrutándolo y luego me miró fijamente a los ojos << "
 Todo eso, en una milésima de segundo; todo el dolor expuesto en mí solo por un instante. Nunca más lo volví a ver, ni a él ni a ella. Nunca más salí con nadie de nuevo. Nunca más pude sentir miedo. Nunca lo conocí por completo; pero ciertamente lo amaba. Y de nuevo, final del borrador número 43.-

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