Veo cada uno de esos pequeños y distorsionados espejos explotando a mis pies. En ellos, el dolor y el sufrimiento que guardé dentro; cada uno más intenso que el otro. Si los demás vieran lo que yo veo, si sintieran por un segundo lo que yo; morirían, lo aseguro. Siento el cielo suspirar, gritándome cada vez más fuerte. Veo como a cada segundo se cae a pedazos, se muere. Las gotas, las gotas chocan cada vez más fuerte contra el cemento. Traumas de la niñez que vuelven a mi mente.
Soledad, volviste.

Soledad, volviste.

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