sábado, 19 de enero de 2013

Tiempo

Ellos siguieron destruyéndose, siguieron lastimándose hasta que inevitablemente dejaron de moverse. Él pensó en terminar con todo, pero estaba irremediablemente enamorado de su rival. Y su rival, ella, pensó que seguir, porque lo odiaba con todas las fibras de su cuerpo; seguir hasta matarlo. 
 
Siguieron pensando hasta que el sonido de la alarma sonó en el silencio. Se levantaron, ya acostumbrados, y acordaron seguir después. 

                                         Tres noches más tarde, en el sueño de otro niño, volvieron a posponer la batalla.

 

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