Cuando algo me duele -hablo de que realmente duela-, no puedo evitar quedarme en silencio.
Una palabra, un gesto, y siento que me derrumbo más y más. En cambio, al callar, puedo escuchar mi dolor; mi corazón siendo rasgado, el nudo que se me forma en la garganta y no deja pasar el aire, ese pequeño deseo de desaparecer que explota dentro de mí.
Puedo llorar y llorar y así liberarme del dolor,
Puedo recostarme en mi cama y dormir días enteros.
O Puedo seguir adelante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario