jueves, 23 de julio de 2015

Hasta nunca.

Hace tanto que no escribía que me siento una extraña en dónde era mi refugio, pero así está bien. Ya no necesito aborrecer al mundo y aborrecerme a mí en conjunto. 
         No necesito el blog porque me siento plena. 

Pasaron cosas últimamente que me hicieron recobrar la vitalidad que mantenía guardada, que elevaron mi voz hasta lo más recóndito, que volvieron a hacer sonar mi corazón, y sobre todo, alejaron las pesadillas. 

Me gustaría aclarar que sí, soy una optimista con los pies en el aire, pero tengo en claro que recaeré y pensaré en volver. Ese es el punto. 
No voy a volver a pisar este suelo ya desgastado ni vivir en memorias dolorosas. Voy a dejar que las letras me envuelvan y me transporten donde quieran. Voy a vivir como es debido y eso es bien. 

Así que, gracias. 
Gracias por mantenerme con las suficientes fuerzas, pero no gracias por mantenerme enferma. 

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