lunes, 21 de enero de 2013
Por toda la vida .
Frente al altar, en las manos un ramo de flores, con los zapatos perfectos. Un vestido blanco, como el de una princesa, con una caída tan angelical que te perdías en un mar de fantasías con tan solo verlo.
Tenía una sonrisa tan natural y radiante; definitivamente era la clase de chica que tendría a cualquier hombre que quisiera, y es básicamente lo que había hecho; elegir a un hombre, previamente, de por vida.
Le temblaban las piernas, y se mordía el labio de los nervios, ya era la hora.
Todos miraron hacia la puerta, esperando su llegada. Y allí se quedaron, porque él nunca se presentó. Nunca llegó. El momento parecía eterno.
Ella, frustrada, entró por la sala especial y con su madre que estaba siempre apoyándola, lo llamaron.
-"Lo siento, no puedo. Lo intenté, pero no puedo" -Dijo apenas cuando apenas atendió-
El teléfono cayó por sus dedos, deslizándose por el tul de su hermoso armado; hasta chocar contra el suelo. Lágrimas brotaron de sus ojos y gritando dijo :
- Él no vendrá. Sáquenme de aquí! No vendrá! Necesito salir de este lugar!
Y con su fiel amiga, también llamada dama de honor, salieron corriendo de allí y tomaron el primer taxi que se cruzó. La tensión había sido remplazada por una mezcla de emociones no descritas.
Al llegar a su casa, se fue directamente a la ducha y abrió las canillas hasta su máximo potencial; aún con su vestido de novia. El agua nacía en su frente, crecía en sus mejillas y morían como lágrimas. Los recuerdos, la decepción la confusión, todo llenaba su cabeza de forma abrupta. Pasaron los días pero no pudo reponerse. No pudo perdonarse por haberlo amado de esa forma, por haberse entregado y haber sido lastimada.
No pudo hacer nada más que morir día tras día; con el vestido de novia aún puesto y aún mojado .
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario