Sus hermosos ojos cafés desprendían la mayor aura de tristeza pura que jamas haya visto en mi vida.
Su sonrisa era tan angelical, como el infierno mismo. Sí, probablemente ella era el demonio más bello sobre esta tierra.
Pensar que ella era mía, fue mi peor error. Pero aún así, verla respirar; verla destruirse así misma por dentro con cada parpadeo, era suficiente.
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