Imaginaba a mis compañeros de curso, luego me di cuenta que nadie de allí notaba mi presencia y qué daría lo mismo. Al pasar a mi familia, me di cuenta que no podía recordar los nombres de todos, aunque quisiera; no me los acordaba. Entonces sin asustarme demasiado, y rápidamente, pasé a las personas más cercanas, pero tampoco pude visualizarme alguna reacción natural de ellos.
Fue realmente inquietante, macabro, real. Me quedé perpleja, y acusé esa falta al insomnio, pero si quiera ahora podría adivinar sus reacciones. ¿Qué dirían? ¿Me extrañarían? Y preguntas todavía más crudas ... ¿Soy indispensable para alguien? ¿Qué cambia mi presencia?
La boleta de la luz sería más baja, habría más comida. No habría tan mala vibra en la casa, y nadie que despierte a todos por las noches con sus gritos desaforados de dolor.
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