viernes, 1 de marzo de 2013

Verde

Lo único que recuerdo de mi niñez es ese hermoso árbol plantado frente a mi casa, el cuál nunca me atreví a tocar.
 Ese preciado roble siempre me trajo la tranquilidad que necesitaba y la ira que a veces me faltaba. Siempre me incitó a mostrar mis más profundas emociones, era casi adictivo. Salía, me sentaba frente a él y lo miraba por horas hasta que sabía que es lo que tenía que hacer. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario