domingo, 23 de junio de 2013

Juego de uno.

La oscuridad era lo único que lo rodeaba, más allá de una débil ilusión que aún soportaba, lo demás era oscuridad. El silencio absoluto y el aislamiento definitivo constantemente lo celaban. 
  Él vivió y murió en esas hermosas pero manipuladoras garras. Nunca habló con nadie más que consigo mismo, nunca tuvo una familia o comprendió del todo lo que era la "felicidad". 
No hubo una pizca de piedad. Su espíritu se fue desvaneciendo a paso que su cuerpo iba transformándose en una miserable rata experimental. 

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